Existen numerosas experiencias, proyectos y programas educativos que buscan la participación y compromiso de la infancia y juventud ante los retos globales (que se pueden resumir en los Objetivos para el Desarrollo Sostenible). Se trata de experiencias muy diversas que van desde acciones puntuales hasta un ejercicio cotidiano que impregna la organización del centro.
El reto es incorporar de forma real y efectiva al alumnado en la vida de su escuela o instituto: conocer los problemas que afectan al centro y ayudar a detectarlos, participar en la búsqueda y puesta en marcha de soluciones, diseñar acciones y comprometerse con su puesta en marcha, informar al resto de la comunidad y aprender a evaluar los resultados, replantearse los errores y aprender de los fracasos... son algunos de los aprendizajes del proceso de una ciudadanía democrática, crítica y comprometida.
El reto de la participación es una carrera de largo alcance: debe ser progresiva, adaptada a la edad del alumnado. Desde una participación débil, en la que son espectadores o se les consulta, hasta una participación fuerte, en la que proyectan, proponen y deciden, compartiendo responsabilidades con las personas adultas. La participación también incluye gestionar su tiempo dentro del centro educativo, y hacerlo de forma eficaz, acorde a sus ritmos y preferencias (existen numerosas experiencias al respecto, como escuelas libertarias, bosques escuela, escuelas Montessori...). Al igual que en otros ámbitos sociales (familia, barrio, deporte...) en la escuela se debe respetar a los individuos (pequeñas, pequeños y con derechos) facilitando espacios y horarios flexibles. Esto exige repensar el aula, la distribución de los espacios y la organización del trabajo, haciéndolos cada vez más independientes y colaborativos; también exige repensar la gestión del centro (con compras sin plásticos y de productos de cercanía, de comercio justo, con energía limpia a través de cooperativas de consumo energético, con comedores ecológicos y de km 0, con medidas de reducción del consumo de agua, papel o energía, con un transporte compartido...).
No tengo claro que las redes sociales y los entornos colaborativos deban ser los nuevos espacios de participación infantil. Los centros educativos son escenarios privilegiados de aprendizaje de una ciudadanía global: la convivencia, la colaboración, la asunción y resolución de conflictos... son las mejores oportunidades para este aprendizaje