viernes, 21 de mayo de 2021

La participación infantil: nuestro reto

Flash mob final de la Confint Europea, Parlamento Europeo (Bruselas)

 Existen numerosas experiencias, proyectos y programas educativos que buscan la participación y compromiso de la infancia y juventud ante los retos globales (que se pueden resumir en los Objetivos para el Desarrollo Sostenible). Se trata de experiencias muy diversas que van desde acciones puntuales hasta un ejercicio cotidiano que impregna la organización del centro.

El reto es incorporar de forma real y efectiva al alumnado en la vida de su escuela o instituto: conocer los problemas que afectan al centro y ayudar a detectarlos, participar en la búsqueda y puesta en marcha de soluciones, diseñar acciones y comprometerse con su puesta en marcha, informar al resto de la comunidad y aprender a evaluar los resultados, replantearse los errores y aprender de los fracasos... son algunos de los aprendizajes del proceso de una ciudadanía democrática, crítica y comprometida.

El reto de la participación es una carrera de largo alcance: debe ser progresiva, adaptada a la edad del alumnado. Desde una participación débil, en la que son espectadores o se les consulta, hasta una participación fuerte, en la que proyectan, proponen y deciden, compartiendo responsabilidades con las personas adultas. La participación también incluye gestionar su tiempo dentro del centro educativo, y hacerlo de forma eficaz, acorde a sus ritmos y preferencias (existen numerosas experiencias al respecto, como escuelas libertarias, bosques escuela, escuelas Montessori...). Al igual que en otros ámbitos sociales (familia, barrio, deporte...) en la escuela se debe respetar a los individuos (pequeñas, pequeños y con derechos) facilitando espacios y horarios flexibles. Esto exige repensar el aula, la distribución de los espacios y la organización del trabajo, haciéndolos cada vez más independientes y colaborativos; también exige repensar la gestión del centro (con compras sin plásticos y de productos de cercanía, de comercio justo, con energía limpia a través de cooperativas de consumo energético, con comedores ecológicos y de km 0, con medidas de reducción del consumo de agua, papel o energía, con un transporte compartido...).

No tengo claro que las redes sociales y los entornos colaborativos deban ser los nuevos espacios de participación infantil. Los centros educativos son escenarios privilegiados de aprendizaje de una ciudadanía global: la convivencia, la colaboración, la asunción y resolución de conflictos... son las mejores oportunidades  para este aprendizaje

lunes, 17 de mayo de 2021

Las plagas siempre han necesitado muchas Vicentas, y muchos papás como el de Binta


Pere Joan Ventura nos presenta en La vida efímera una imagen de África, que lejos de parecerme exótica, me hizo recordar demasiadas cosas de mi infancia, de nuestra infancia.

Mi abuela también se llamaba Vicenta; también fue una aldeana en una Galicia sin luz, ni agua corriente y mucha hambre; también se quedó huérfana y con apenas 13 años la "colocaron" en una casa. Y siempre vivimos rodeados de nuestros muertos: de nuestras niñas y niños, adultas, adultos y mayores que se llevaron las enfermedades y la malnutrición, a nuestro pesar, y por eso quedaron entre nosotros. De pequeña recuerdo como se pedía sangre, porque no había bancos de sangre, y a mi padre siempre generoso; recuerdo también el esfuerzo económico para pagar el pediatra u otro especialista... y las deudas que originaba un familiar enfermo. Y de repente, África y Galicia se fundieron como una única realidad. 

El derecho a la salud, a la educación, a la infancia son más que leyes y acuerdos, más que la expresión de una voluntad colectiva; si no se respetan se convierten en injusticias. Necesitan del compromiso de todas las personas para ser posibles. La vida efímera habla de la injusticia sin rencor ni exhibicionismo, sin sentimentalismo, pero con crudeza.

Su realidad no me es extraña y me hace pensar en que, en apenas unas decenas de años, nos hemos convertido en una sociedad más democrática, con derechos que conocemos y defendemos, con servicios que reclamamos y no queremos perder: resulta fácil que nuestro alumnado pueda empatizar, entender que es posible cambiar esta realidad y que pueden ser parte de este cambio, porque además son conscientes de los conflictos y conocen distintas visiones –que conviven– sobre lo público y lo común. El derecho de estas niñas y niños a una vida digna interpela a nuestro alumnado a reaccionar contra las injusticias de un modo resolutivo y cooperador.

La vida efímera también nos habla de la solidaridad de Vicenta y de muchos otros sanitarios cubanos que participan en el proceso de cambio, para que la gente viva dignamente y con salud. Expone también como es posible el cambio, entretejiendo medidas con esperanza. Permite que nuestro alumnado pueda pensar en escenarios de futuro.

Y nos habla con voz de mujer. De las madres cuidadoras y de su red de cuidados; de las vecinas solidarias; de las mujeres que esperan a la puerta del hospital con sus enfermos. Presenta a la mujer africana como motor de cambio, quizás la alternativa más realista.

Por último, este documental muestra el conflicto de intereses entre la industria farmacéutica y el derecho a la salud. El COVID-19 es una oprotunidad para que nuestro alumnado pueda integrar en el análisis los cinco conpceptos básicos que vertebran los derechos de la infancia y ciudadanía global: interdependencia, conflictos y soluciones, imágenes y percepciones, justicia social y cambio y futuro.  #EducaDerechosMOOC

 

   

 

Binta y la gran idea es una hermosa historia de Javier Nesser, conmovedora. Tanto como las niñas y niños que desean ir a la escuela, que desean aprender y ser parte del cambio. Nos habla con candidez del conflicto entre el progreso y la tradición mal entendida, de la interdependencia entre respetar el Planeta y la calidad de vida, de la imagen de la mujer sometida al deseo de su marido y la injusticia que se cierne sobre las niñas|mujeres, pero sobre todo habla de cambio, de futuro, de ilusión, de igualdad y de construir soluciones.

De repente no es el Norte Global quien da soluciones: es el Sur quien nos adopta y nos enseña. Al convertir en verdaderos protagonistas a las niñas y a los niños, nos muestra otras herramientas para enfrentarnos al futuro: la generosidad de enseñar y aprender, la alegría de estar vivos y compartirlo, los sueños que son el verdadero motor del mundo. Este historia evoca el #decrecimiento como estrategia de un futuro mejor para todas.